¿Te duele que te critiquen? ¡Eso es bueno!

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¿Te duele que te critiquen? ¡Eso es bueno!

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Las competencias transversales son un área que me interesa mucho por la gran cantidad de energía que malgastamos cuando no hemos desarrollado suficientemente la capacidad de comunicación, la autoestima, la gestión del estrés, las habilidades para negociar, etc.

 

A lo largo de mi carrera he visto a muchísimas personas sufrir bastante a nivel personal y profesional por la carencia de entrenamiento en esas áreas. Hay un área en particular,  que da muchos dolores de cabeza y es la dificultad para afrontar las críticas.

 

La crítica, como el fracaso, también representa una oportunidad de superación personal. Si nadie nos dijera nunca lo que hacemos mal, es probable que siguiéramos cometiendo los mismos errores o realizando un desempeño inferior a nuestras posibilidades.

 

Aunque no suene bien, es magnífico que las críticas  nos duelan. Si duele, quiere decir que nos importa y posiblemente haya un buen punto de partida para encontrar el tesoro escondido.

 

Si no nos sintiéramos mal cuando nos critican, aunque sea un poco, ¿qué incentivo para superarnos tendríamos? La crítica nos proporciona el ímpetu para que nos examinemos a  fondo con ojo crítico, dejando de lado el orgullo herido y descubriendo los cambios positivos que necesitamos emprender.

 

Cuando alguien nos critica lo primero que debemos hacer es formularnos dos preguntas importantes: 

 

1) ¿Cómo podemos apaciguar nuestras emociones para evitar descartar la crítica y evaluar lo que hay de cierto en ella

 

2) ¿Cómo podemos distinguir las críticas válidas de las que no lo son?

 

Cómo aceptar la crítica silenciando el ego

 

Aunque sabemos que no somos perfectos, nuestra personalidad se nutre de nuestras emociones y a veces, no podemos apaciguarlas. En una sociedad en donde no se aprecia el error como aprendizaje,sino como fracaso, es normal que cuando recibimos críticas nuestro ego salga herido. Si recibes una crítica no olvides esas tres recomendaciones:



  • No respondas inmediatamente. Considera la crítica en un momento en el que te sientas con la cabeza más fresca. El hecho de que puedas sentirte airado o airada contra quien te ha criticado no significa que luego, cuando estés más tranquilo descartes la crítica o la olvides.
  • Más vale prevenir que curar. Es bueno dedicar tiempo a preguntarte regularmente cómo puedes mejorar.  Si has establecido esa reflexión como un hábito y no como algo excepcional, cuando alguien te critique habrás recorrido la mitad del camino: podrás tener un diálogo honesto contigo mismo, contigo misma para reflexionar sobre la veracidad de esa crítica.
  • ¿Qué pasa si  la crítica que han vertido sobre ti es cierta? En este paso se necesita algo de desapego. Debe ser capaz de plantearte la posibilidad de tus errores como una hipótesis que debes demostrar. A partir de allí puedes empezar a explorar las implicaciones que tendría esa crítica si fuese verdad. 

 

Si una crítica es válida, se apoyará en datos fiables. Por ejemplo, si mi pareja tiene razón en que a menudo me enojo demasiado, debería poder recordar las veces que perdí los estribos y luego me arrepentí. Es una señal de que debemos tomar en serio.

 

Si hay datos concretos que corroboran la crítica que nos hacen, nuestro omportamiento podría tener consecuencias muy negativas. Siguiendo con el ejemplo, si mi pareja critica mi facilidad para el enojo, podría dejar caer que si no controlo mi temperamento sería mejor dejar la relación. 

 

En  la misma línea, en el campo profesional puede ser que mis clientes me critiquen porque les resulta engorroso aplicar mis recomendaciones. Sopesando las consecuencias que tendría esa crítica si fuese cierta, tengo la posibilidad de simplificar mi asesoramiento para que mis consejos sean más fáciles de aplicar.

 

Aunque podemos lamentar tener que enfrentarnos al aguijón de la crítica, peor será tener que afrontar las consecuencias de la misma si no le hacemos caso. La amenaza de tales consecuencias nos ayudan a tomar decisiones y hacer  cambios.

 

Después de una presentación, tu jefe podría decir: “Sus diapositivas no funcionaron tan bien como deberían. La gente le habría prestado más atención si sus diapositivas tuvieran menos texto. Sería mejor si hubiera más fotografías la próxima vez”. Dejando de lado lo desagradable que pueda sonar eso, no deja de ser un muy buen consejo que te ayudará a mejorar tus exposiciones.

 

¿Cómo averiguar qué crítica es válida y qué crítica no lo es?



La crítica constructiva tiene como objetivo brindar retroalimentación real de una manera constructiva y no amenazante para que la persona criticada pueda aprender y mejorar. La retroalimentación suele ser válida, genuina.

 

Lamentablemente también podemos toparnos con la crítica injusta que generalmente se ofrece en un tono duro, utilizando frases o generalizaciones amplias e inespecíficas y posiblemente, frente a otras personas. La crítica destructiva no es legítima ni veraz.

 

Frente a la crítica injusta  cabe simplemente apelar al razonamiento y cuestionar esa crítica apoyándonos en datos objetivos. Pero somos seres humanos y por lo tanto, si alguien critica nuestra conducta en forma malintencionada, podríamos interpretarlo como un rechazo hacia nosotros mismos.

 

Trataré  con mayor extensión la manera en que podemos gestionar las críticas destructivas  en un próximo artículo, pero me gustaría apuntar tres ideas fundamentales para manejarnos con los críticos agresivos:



  • Evitar las respuestas pasivas. Las emociones no juegan una mala pasada y por eso tendemos a veces a disculparnos abiertamente por las críticas  que nos formulan. Esto no es positivo porque perdemos la oportunidad de expresar nuestra verdad y hasta podemos llegar a sentirnos culpables.
  • Evitar las respuestas agresivas a  las críticas. Las críticas duelen y por lo tanto es preciso  intentar no verlas como un ataque personal. Cuando nos sentimos agredidos, solemos enfadarnos y responder  en forma  demasiado defensiva. 
  • Practicar conscientemente la asertividad:  ni pasivo ni agresivo. Como todas las habilidades será preciso practicar  para no caer en la trampa de las emociones de la vergüenza u otros sentimientos desagradables. Nadie es perfecto y la única manera de mejorar es cometer errores, averiguar qué es lo que se debe corregir y seguir adelante.

 

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